Ir al contenido principal

UN TRÁMITE DIFÍCIL O LAS CULPAS DEL AMOR NO CORRESPONDIDO




En algún momento en que leía Un trámite difícil de Javier Ponte Gambirazio, (Pre-textos, 2003) pensé que esa pequeña novela era grandiosa porque nos demostraba claramente, con avasallante crudeza y profunda ternura, lo afortunados que son aquellos que se aman. Y acá es importante el reflexivo se, pues el tema aplica para el amor no correspondido. Una historia protagonizada por tres travestis hace espacio, por supuesto, para la sordidez. Ajeno a la pacatería, el autor busca, encuentra y retrata con acerado humor negro la oscura trastienda del travestismo. Pero también se ocupa, no obstante, del equilibrio, del contrapeso justo, y lo encuentra en la mirada de la comprensión. El autor cala en la humanidad de sus personajes y de allí obtiene el genio de la lengua, la reflexión afortunada y la mirada insólita de la vida. Porque en esa periferia de sus personajes travestis, no puede haber sino una mirada distinta, original, llena de giros inusitados, y de profundo conocimiento de las debacles del amor. Dice la Cadetera desde el más allá, en el cuerpo de la Circo: «No pretendía una de esas historias que vemos en las películas, ni que una especie de galán gitano me raptara en su caballo. Nada de eso. Simplemente quería saber lo que era besar a alguien que te quiere besar.» Quizás estas líneas resuman gran parte de la intención de la novela, el amor como el trámite más difícil. Si bien ese amor se centra en el mundo del travestismo, no es menos cierto que la idea del amor no correspondido puede ser entendida desde lo universal. La carencia del amor destruye, destruye sobre todo a aquellos que no desean más que amar y ser amados. Estos seres de «identidad distinta», como se hacen llamar ellos mismos en la novela, descubren al lector, tras el maquillaje y el boato, la sinceridad más grande de todas: en el fondo, lo que queremos todos es ser amados. El fracaso del amor es nuestro más grande fracaso.

Asesinato por furia soldadesca, un travesti muerto que habla en boca de otro travesti, un travesti que ganó el miss Universo, un asunto criminal con prepucios y gastronomía, maltrato, rechazo, locura, todo lo insólito, lo abyecto, lo cruel, todo el peso de lo real está presente en Un trámite difícil, y Ponce Gambirazio lo muestra sin tapujos. Sin embargo, la armonía dada por la ternura y la compasión, el insoslayable poder de la belleza de la escritura, de la originalidad de las ideas, hacen de esta pequeña novela toda una obra de arte, un objeto delicado y gracioso que se disfruta palabra a palabra.

Comentarios

Entradas más populares de este blog

Página de respeto

        Los libros, por lo general, llevan una hoja en blanco de primera página. Mire usted qué detalle: se le llama hoja de respeto o de cortesía. Nadie se detiene en ella. Creo que deberíamos hacerlo, tan sólo por un instante. Creo que deberíamos también, mientras vamos leyendo, estar conscientes de que, la primera página de ese libro es una página de respecto, de cortesía. Una página que calla. No importa el contenido, no importa la materia: todo libro que tenga esa hoja de respeto contiene la poesía. Esa hoja en blanco es la poesía, es la imagen perfecta de una revelación que no puede ser dicha con palabras. Lo que nos excede, lo que nos colma justo antes de la avalancha de las palabras. Los poetas lo saben. El buen poema está repleto de líneas de respeto. Y un buen libro de poemas abunda en páginas de respeto, de cortesía.

Breve estética del tatuaje

      El cuerpo, el tatuaje y la libertad       Comenzaré con una confidencia y una anécdota personal. Yo tengo un tatuaje en el hombro derecho, es pequeño, una especie de ave indoamericana que, en mi simbolismo interior y por razones personales que no vienen al caso, suelo relacionar con el Ave Fénix. Esta es la confidencia, ahora la anécdota personal: una vez alguien conocido me vio el hombro en una playa en la isla de Margarita y me dijo algo así como: «¡Vaya, que malote eres!». Quien decía el pesado sarcasmo estaba implicando que yo pretendía ser «malote» por tener un tatuaje. Con ello, sin mayor originalidad, hacía entrar el discurso por una vía de significados más que obvios. Por aquella en la que los tatuajes se relacionan, por ejemplo, con la criminalidad abyecta y nada romántica de los Hell Angels. No obstante, esa visión del mal no resulta descaminada, porque el mal, al fin y al cabo, se encuentra profundamente relacionado con el tema de la libertad. El

UN SOMBRERO DE PAJA ITALIANA

Por Leoncio Martínez Carlucho Sirgüela dio por terminada la limpieza de la moto y echó sobre los níkeles relucientes y engranajes lubricados una mirada amorosa. Era una bella máquina último modelo, regalo de su padrino el día de su santo. Cómo se la envidiaba Atilio Mortó que apenas había podido comprar una moto de medio uso, salida de fábrica hace dos años; lo mismo que Pepe Calzada envidiábale sus raquetas, Jacinto Febre sus zapatos de sport y el infeliz de Graciano Lugo sus guantes de boxeo. Sonrío satisfecho, soltó el arranque y una epilepsia estrepitosa sacudió la máquina; el latido del motor fue apagándose lentamente en un suave silencio; luego Carlucho trajo de la sala un cojín búlgaro y lo tiró al descuido, como una gran ave muerta, sobre el side-car. La llevaba hacia la calle con el cuidado de quien conduce una novia, pero al pasar por el corredor, no pudo dejar de detenerse ante el espejo de la sombrerera, a darse los toques finales. Estaba bien, casi bien. Retocó la caída ab